Le escuche sin interrumpirle, sin dejar tampoco de hojear el libro. Luego le mire,
me sonreia, le sonrei, y pense que deberia darle dos besos para agradecerle el detalle,
pero no consegui moverme. Era la misma extrana paralisis de la primera vez, pero no llegue a reconocerla. No tuve tiempo. Cuando el dio un paso hacia mi, mis pies le respondieron
acortando la distancia en la misma medida. Cuando extendio los brazos hasta posarlos en mis hombros, mis manos dejaron caer el recetario al suelo. Cuando coloco el brazo derecho a la altura de mis omoplatos y rodeo mi cintura con el izquierdo, mis dedos ya estaban tocando detras de su nuca.
Cuando me beso, le bese, y el me beso, y yo le bese, y me beso, y le bese, y el mundo se hizo liquido, caliente, pequeño, tenia la piel aspera, la lengua dulce, todo era aspero y dulce, y todo cabia en la frontera simetrica de nuestros labios pegados, que se despegaban a veces, y se volvian a pegar para encontrar otro sabor que era fresco y a la vez ardia, y yo nunca habia besado a nadie asi, nunca habia sentido esa necesidad implacable de besar, y de besar mas, de seguir besando, como si me jugara la vida al borde de la boca, como si mas alla del cuerpo que abrazaba no existiera nada, como si los brazos que me estrechaban me protegieran de un vacio negro.
Yo estaba apoyada en la pared y Rober que habia dejado de murmurar que aquello era una locura, una locura, se apretaba contra mi, recorriendo mi cuerpo con las manos como si estuviera ciego....
(...)
Yo no podia enamorarme de Rober, porque la fantasia se me atascaba al llegar al final y ya no podia imaginar nada mas, ni que le diria, ni de que hablariamos, ni como nos despediriamos hasta la proxima vez. Ni siquiera era capaz de imaginar que hubiera una proxima vez. Intuia que Rober no daria un solo paso hacia mi si yo no le invitaba a hacerlo antes.
De eso no sabia nada, y sin embargo seria tan facil como ir a verle y decirle, quiero acostarme contigo. Eso bastaria, y el lo haria, y a mi me encantaria. Pero no era facil. Nada era facil excepto pensar, darle vueltas a las cosas agradables, porque las desagradables estaban muy claras...
Estaciones de paso